Fiona Reflexiona

jueves, 13 de septiembre de 2007

De la dignidad

Yo te vi por primera vez hace muchos años y me partiste el alma.

Pasaba muy rápido, ni tuve tiempo para reaccionar, parar, volver y comprarte las ballenitas.

Después no te vi más.

Estabas donde la línea D se junta con la C, donde comienza ese pasillo largo.

Tan diminuto y discreto, tranquilo y paciente.

Pasó lo que a mí me parecieron muchos años y años… Y un día te volví a ver en la estación Florida.

Dos veces por semana, cuando tomaba ese subte, te veía y no me animaba a acercarme a vos, ni siquiera para comprarte algo…

Notaba que siempre estabas muy bien vestido y prolijo, camisa y pantalón limpios, bien planchados, reflejos de tu dignidad, de que a pesar de que seas ciego y estés entrado en años, con edad de jubilarte, tenés la fortaleza de ganarte el sustento diariamente.

La última vez que te vi habías dejado de trabajar un rato, te habías sentado en uno de los bancos y sacaste de tu bolsito un sándwich envuelto en papel y lo comías y yo te imaginaba en tu cocina pequeña, armándolo, esmerándote, pensando, tal vez, en tu jornada de trabajo que estabas por comenzar.

Ya no vivo por allí, ya no tomo el subte pero cuando vuelva lo haré. Espero encontrarte.

Tal vez me anime y te compre algo. Respeto mucho a la gente digna y no quisiera molestarte.

Alguien de ustedes alguna vez lo vio? Sigue allí?
posted by Fiona Aaron at 3:48

1 Comments:

ay se me partió el alma che!
snif.

13 de septiembre de 2007, 13:24  

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