Fiona Reflexiona

Muchas crecimos viendo las novelas de “Estrellita” y soñábamos con una vida parecida a la que ella actuaba. Queríamos tener su pelo, tener la valentía de (no) combinar la ropa como “Antonella” y vivir en una casa como la de “Perla”.

Ella, nuestra heroína, mientras tanto, andaba por la vida atajando periodistas, contestando con evasivas las preguntas sobre su vida privada aunque no tenía problemas con los flashes.

Las que la admirábamos y no lo decíamos, no podíamos entender cómo diablos a “Andreíta” le gustaban los viejos. Con esa piel, esos ojos, ese pelo colorado que le queda bien nada más que a ella, saliendo con vejetes… (se habló hasta de Neustadt!)

Y bueno, Andrea vivió su vida como pudo.

Qué se puede esperar de una chica que no fue al colegio porque los padres le pagaron tutores para que vayan a la casa mientras ella crecía frente a las cámaras? “Para mí era un juego” habrá dicho en alguna oportunidad, pero actuar (en realidad trabajar) tiene poco de juego. Requiere concentración, disciplina y hacer cosas que a lo mejor uno, si es niño, no tiene ganas, pero ella, niña buena y obediente, hacía.

Pero qué otra cosa le quedaría si no conocía alternativa alguna? Con cuántos niños de su edad habrá jugado durante su infancia? Para colmo es la menor, así que la habrán cuidado de esto, de aquello y de los otros.

Aunque una vez, vi una cámara oculta que le hicieron en el programa de Tinelli y me sorprendió el buen humor que tiene y lo sarcástica que puede llegar a ser. Por eso brilló cuando hizo “El Sodero de mi Vida” y no cuando hizo esa basofiada de “100 Veces no Debo”.

Ella hizo lo que pudo y quedó embarazada nomás. Y demostró que es una mujer un poco normal, después de todo. Ella como muchas de su género pensó equívocamente también, que quedando embarazada iba a retener a su amado, que él se iba a enternecer por la noticia y se iba a quedar a su lado para proveer a su familia… Y no! Ni a Andrea le funcionan esos trucos!

Sabe el poder que tienen los medios y sabe cuándo acudir a ellos para su provecho. Ella te defiende sus productos muy “a la americana”, se pone la camiseta y te convence de que está buenísimo lo que está haciendo (Por ejemplo, ejem, “Peperina”, sus discos!!!!) y que es original, único, blah, blah, blah. Pero también se la conoce como profesional y disciplinada.

Y lo que me parece que sale a la luz, ahora después de tanto camino recorrido, es una mina buena, tendrá sus defectos pero dentro de ese mundo de cristal y fantasía en el cual creció, trató siempre de vivir lo más normal posible.