Fiona Reflexiona

lunes, 26 de noviembre de 2007

Versión travesti...

...de tres divas argentinas.


No son tal cual?

Quien haya visto la película me entenderá.
posted by Fiona Aaron at 15:26 8 comments

jueves, 15 de noviembre de 2007

Las Parecidas 2


Igual, envidio tu metabolismo!
posted by Fiona Aaron at 14:06 4 comments

sábado, 10 de noviembre de 2007

Una historia pequeña

Sarita es un amor, es tranquila, dócil, educada y tiene mucha clase. Le cae simpática a todo el mundo y todos le caen bien.

Tiene rasgos de mujer que ha sabido ser muy atractiva. Lo sigue siendo a sus 50 y tantos años.

Sus padres, de ascendencia europea, la educaron para que sea una señorita distinguida y, luego, una señora “bian” (como se decía entonces), de su casa, ama de casa, esposa pulcra, fiel. Y muy importante: que se case con “alguien”, o sea, un doctor o un abogado, como mínimo.

Sarita cumplió con buena parte de los mandatos familiares. No fue una alumna ejemplar durante el secundario pero por lo menos lo terminó, no como las “chirusitas” del barrio que no bien terminaron el primario fueron a estudiar corte y confección o a limpiar casas.

Ella terminó el secundario, un día fue a bailar a un club y conoció a Carlos, que estudiaba abogacía.

Carlos no pudo resistirse a los ojos de Sarita y al poco tiempo estaban de novios, a los dos años ya se habían casado y a los 8 meses Sarita quedó embarazada.

Al poco tiempo del nacimiento del varón, Carlos se recibió de abogado.

Sarita era feliz como mamá mientras que Carlos empezó a aburrirse en su propia casa. Buscaba compañía femenina en todos lados, en el estudio, en el subte, en la calle y siempre “algo enganchaba”

Su abnegada esposa empezó a sospechar pero prefirió no reconocer el perfume de otra mujer que Carlos tenía impregnado en la ropa. Y se decía que ella, en su pequeño mundo de marido, hijo y perro, era feliz.

Carlos se hartó a los ¡15! años de matrimonio, le dijo a Sarita, lisa y llanamente que no la aguantaba más y que se iba y que la dejaba porque tenía otra mujer y otro hijo.

Cerró la puerta con un sonido seco y nunca más apareció.

Nunca más apareció porque Sarita nunca más quiso saber de él. Ella, rubia de ojos celestes y de ascendencia europea, diferente a las “negritas” que saben coserse un vestido, tiene orgullo suficiente como para no ir a pedirle migajas a Carlos. (No es su ex, en su vocabulario no existen las palabras “divorcio” ni “fracaso”).

Sarita juntó coraje, su ropa distinguida aunque algo pasada de moda y salió a buscar trabajo. Y se topó con la dura realidad: Sarita no sabía hacer nada. Sólo era un ama de casa ejemplar.

posted by Fiona Aaron at 10:35 6 comments

jueves, 1 de noviembre de 2007

Pampita mamá

Se entiende, no?
posted by Fiona Aaron at 15:59 11 comments